sábado, 17 de octubre de 2009

En cuestión de palabras ya todo esta dicho, en cuestión de ideas, creo que también. Ambas premisas me parecen verdaderas y cada que escucho hablar de originalidad a los demás, internamente me rio. La misma anatomía, los mismos deseos, los mismos instintos que vienen y van de acuerdo al devenir de los antojos de ciertos grupitos de personas (y cuando digo cierto grupito de personas me estoy refiriendo a científicos, políticos y Brad Pitt) son los que determinan lo que esta de moda pensar y sentir ¿Qué pasa entonces? ¿Puede alguien decirme en donde esta la originalidad? En ir guardando y sacando cositas del baúl del patrimonio de creaciones de la humanidad y cambiarle el color o el olor. No hay más.

Lo cierto es que, contrario al discurso de algunos comerciales publicitarios de refrescos y perfumes, no me parece que exista nadie que sea particularmente original e inédito. Considero además, que, nos guste o no, estamos condenados a repetir los mismos sentimientos, las mismas palabras y, si, las mismas ideas que alguien ha tenido en Checoslovaquia o en Francia en el siglo pasado o en este, por que en realidad nuestra vida, nuestra cotidianeidad, no es mas que un cumulo de lo ya dicho, lo ya hecho.

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