jueves, 27 de agosto de 2009

jueves

La noche estaba por caer sobre la ciudad cuando llegue a mi departamento. Al abrir la puerta me tope con un reguero de gente y un fuerte olor a cigarro. Algunas caras me eran conocidas, otras no, en aquel momento me dio igual. Sin saludar a nadie me pase de largo hasta mi recamara, me recosté sobre mi cama y trate de cerrar los ojos, al instante escuche la perilla de mi puerta girar y apareciste tu, tenias las mejillas algo rojas y aspecto de desconcierto, te disculpaste y de prisa desapareciste del umbral. Por no se que razón, te seguí, esquivando gente lo mas rápido que pude, llegue hasta ti, estabas sentado en la banqueta, me detuve un poco para contemplarte a distancia, tenias la espalda un tanto encorvada y los codos sobre tus rodillas, te encontré demasiado gris y supe entonces que eras tu la melancolía misma. Me senté a tu lado y en seguida me percate de que no sabia que decir.
-Adriana – solté por final -miguel- me contestaste mientras me mirabas con aquella expresión, con aquellos ojos, los ojos de la melancolía, fue entonces que supe lo que era respirar. Aun no sabría decir si pasaron solo unos segundos o una vida entera desde ese momento y hasta que, en silencio, tomaste mi mano para recorrer juntos la calle de la ciudad.

sábado, 1 de agosto de 2009

un dia antes

El motor del auto se detuvo, ya solo eso podía faltar. El tiempo no siempre mejora las cosas, pero que se le va a hacer. Una nube negra en el horizonte ¿un poco de lluvia tal vez? Mitigaría el calor, si, pero nada más.

Uno, dos, tres, cuatro son los autos que han pasado a mi lado, solo uno se detuvo para preguntar si todo está bien, por no sé por qué razón he contestado que si, este se fue de largo hasta desaparecer. No todas las oportunidades están para tomarse, pensé.

Esta por caer la noche, creo que dormiré en el asiento de atrás, de repente, la prisa por llegar se ha desaparecido, en su lugar me ha atrapado el sueño. Al parecer aun no han notado mi ausencia, mi celular no ha sonado desde ayer, mejor así, no tengo ganas de inventar explicaciones para mi ausencia. Un poco de silencio suena bien.

El sol sobre mi cara ¿ha amanecido ya?